Es cierto que los vientos populistas están empezando a amainar. Salvini, en Italia, parece haber perdido fuelle; el Frente Nacional francés se ha estancado, la extrema derecha alemana está retrocediendo, y Trump está por ahora lejos en los sondeos. Incluso en España, el fervor identitario parece estar remitiendo, con Podemos perdido, el independentismo dividido, y Vox en segundo plano.