Desde tiempos inmemoriales el ser humano, en su afán por dominar el entorno natural, adaptarlo a sus condiciones y explotarlo, se ha encontrado con serias dificultades. Los primeros que se dedicaron a la agricultura y ganadería encontraron a su mayor enemigo en los bosques, un animal que sigue causando el mismo terror, o al menos inquietud, en las zonas rurales de la Península Ibérica: el lobo. Como bien dice la frase popular, "si no puedes con tu enemigo, únete a él". Así, hace aproximadamente 30.000 años, comenzó el proceso de domesticación()