"Llevo ocho años hablando casi todas las semanas de sexismo con jóvenes en centros escolares de Reino Unido. Pero, de repente, en los dos últimos años, las respuestas de los chicos empezaron a cambiar. Me decían que los hombres eran las auténticas víctimas de una sociedad en la que la corrección política se había salido de madre, en la que se oprime a los hombres blancos y en la que muchísimas mujeres mienten sobre haber sido víctimas de una violación. Empecé a oír los mismos argumentos en distintos centros."