Según los datos de este trabajo, que ha comparado tres dosis diferentes del fármaco frente a placebo durante 72 semanas, la terapia, administrada una vez a la semana, es capaz de proporcionar pérdidas de peso muy significativas. Con la dosis más baja (5 mg) se alcanzaron bajadas de peso del 15%, un porcentaje que alcanzó hasta el 21% en el grupo tratado con la dosis más alta (15 mg)
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Caro, pero no fuera de lo planteable
Lo malo de este tratamiento frente al bypass es que si sigues comiendo igual (normalmente los obesos lo son porque no se pueden reprimir a la hora de comer, así que lo más probable es que recaigan en su forma de comer cuando le retiren el medicamento) recuperarás el peso perdido.
Con el bypass gástrico literalmente no puedes comer como comías antes, ya que acabas con una capacidad de estómago inferior a un vaso de agua (250ml, la capacidad normal de un estómago es 1 litro, ya no digamos la de un obeso que es bastante más), por lo que creo que a largo plazo sería una solución mejor para la obesidad.
El ejercicio aumenta el deseo de comer, y las dietas más vegetarianas parecen transmitir menor sensación de saciedad, lo que se consigue comiendo más despacio.
Las pastillas mágicas atraerán a muchos. No me fío de que no tengan efectos secundarios peligrosos. Pero lo que está claro es que si te gastas una fortuna y adelgazas equis kilos, los recuperadas porque no has hecho ningún esfuerzo ni cambiado los hábitos de vida.