Investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de la Información de Nanjing, en China, acaban de llegar a una conclusión llamativa: a su modo, el coronavirus está detrás del aguacero que registró el este del país en el verano de 2020, cuando el Gigante Asiático padeció lluvias como no se recordaban en 60 años e inundaciones que dejaron graves estragos y víctimas. Lo más curioso es que, técnicamente, el causante no fue el COVID, sino cómo lo afrontamos.
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