Ira, alegría, tristeza, miedo, asco, desprecio y sorpresa. Al poner en la batidora la inteligencia artificial que combina estas siete emociones, podemos superar las fronteras actuales del humano digital, entrando oficialmente en la era de la informática afectiva. Al cruzar el umbral de Superstudio, que en Milán acoge las oficinas de Reply, uno de los actores italianos más importantes en el campo del software y la informática, nos recibe la sonrisa de una asistente virtual emocional. Se llama Rose, tiene el pelo corto y rosa.