La ola de protestas contra el racismo acaparó a todo deporte estadounidense. El primero en llevarlo fuera de las fronteras fue el jugador, Weston McKennie, quien, tras la muerte de George Floyd, decidió usar un brazalete en el brazo con el que exigía justicia cuando militaba en el Schalke 04. "Vuelvo a casa en Dallas y tengo miedo de conducir de noche solo porque no sé qué va a pasar si me paran. Estoy representando a un país que posiblemente ni siquiera me acepta por el color de mi piel".
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