Stephanie Lipscomb debería estar muerta en estos momentos, en cambio la joven de 23 años tiene todo el futuro por delante, y todo se lo debe al virus de la polio, el mismo que hasta hace unas cuantas décadas dejaba incapacitado a miles de niños por todo el planeta. Los doctores inyectaron directamente al tumor una versión modificada genéticamente del poliovirus. El virus tardó varios meses en comenzar a matar las células cancerosas del cerebro de Stephanie, pero en julio de 2013 el tumor se había reducido al tamaño de un guisante.
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