“Sí, se piensa que soy una fortaleza bien defendida, perfectamente organizada, cuando a lo más podría ser una pequeña torre vacilante que, por pudor, trata de cubrirse de hiedra y esconder sus ya deterioradas paredes y encontrar algo de soledad”, con estas palabras de los años 70, Gala confiesa ser mucho más compleja que el castillo inexpugnable como la había definido Dalí tras aceptar su regalo: el Castillo de Púbol.
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