La paradoja de Pedro Blanco fue el Negro: gracias a él se hizo millonario y gracias a él su nombre retumba por las esquinas de la infamia. Pedro Blanco Fernández de Trava nació en Málaga, sobre el año 1795. Al poco de llegar a Cuba ya trabaja para un comerciante de esclavos, un tal Joaquín Gómez, que perdió la visión cuando un abolicionista le estampó en el rostro un frasco con ácido sulfúrico. Blanco, avispado y trepa como él solo, se convirtió en su mano derecha y se ganó fama de duro. Cambió el concepto del traslado de mercancía.
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