La NASA lleva utilizando este tipo de chips desde hace 10 años, y se han convertido en una de sus mejores apuestas. En cualquier tienda de electrónica podemos encontrar chips mejores, pero ninguno de ellos está preparado para sobrevivir a las fuerzas de gravedad que se producen durante un despegue, al frío y al vacío del espacio y, sobre todo, a la radiación.
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