Viene de ti, pero no es tuyo. No es tuyo como tu mesa o tu silla. Tu hijo es un ciudadano de derecho. Por eso no puedes inflarle a tortas, dejar de escolarizarlo, haberlo parido “pal campo”, o no tenerlo en condiciones sanitarias adecuadas. Porque tiene derechos más allá de cuál sea tu opinión o tus creencias sobre ellos. Es un ciudadano y el Estado tiene la obligación de protegerle. De ti, si se da el caso.
|
etiquetas: hijos , educación , escuela