Tendemos a pensar que el gobierno de Augusto, una de las más grandes figuras de la historia romana, fue un largo periodo marcado por la estabilidad y la paz. Nada más lejos de la realidad. Inicialmente Octavio hubo de combatir con las armas a grandes rivales como Marco Antonio, Marco Emilio Lépido, o a Sexto Pompeyo que fueron alternándose a lo largo de los años en el papel de aliados o de enemigos, en función de la situación concreta de cada momento.
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