Es difícil imaginar una vida más turbulenta y rocambolesca que la de Andrónico Comneno, emperador bizantino y último de su dinastía. Carismático, contradictorio, amante de los placeres mundanos, experto militar, su fuerte carácter y la carencia de escrúpulos le llevaron a experimentar situaciones límite, entre las que cabría destacar doce años de cautiverio, numerosas campañas bélicas, escandalosas relaciones amorosas, varias conspiraciones, exilio y una violenta toma del poder. Su propia muerte, espeluznante, resultó acorde a esa convulsa exis