Con las restricciones debidas a la crisis sanitaria por el COVID-19, la mayor parte de la población española se ha visto obligada a quedarse en casa y limitar sus salidas a hacer la compra y trabajar. Debido a este confinamiento, la conexión a Internet se ha convertido en una necesidad para comunicarnos y han surgido diversas iniciativas solidarias para compartir este servicio con otros que carecen de él. En este artículo veremos cuáles son los riesgos de esta práctica y la forma más segura de llevarla a cabo.