En la batalla de Sekigahara el destino de Japón se jugó a cara o cruz.Hay muchas historias que contar en torno a esta batalla, en la que contingentes enteros cambiaron de bando en medio del fragor del combate y el resultado final fue cosa incierta hasta prácticamente el último arcabuzazo. Pero, en realidad, la anécdota que hoy nos ocupa tuvo lugar poco después del choque en sí. Complementaria de
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