Desde la distancia del parking Sant Pere ya sorprende, pero es tras el breve paseo caminando hasta la entrada por la que fuera hospedería cuando uno empieza a constatar que estamos en un lugar especial. La entrada de la iglesia está tras un atrio que albergó las magníficas tallas del maestro Cabestany, hoy en el Museo Marés.
|
etiquetas: románico , alt empordà , mar y montaña