Construido en 1890, este tren una vez llevó a los reyes y presidentes de Portugal, por no hablar de otros invitados como Isabel II o el Papa Paul VI, antes de ser retirado de los rieles en 1970. Ahora, tras una restauración de un millón de euros (1,2 millones de dólares), el lujoso "tren presidencial" de color azul eléctrico vuelve a llevar pasajeros, aunque sólo 25 días al año, cuando sale de su casa en el Museo Nacional de Ferrocarriles para cruzar el pintoresco valle del Duero en un viaje gourmet de 500 euros.
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