Al pequeño pueblo ourensano de Aceredo, como al Titanic, se lo tragó el agua. Como un barco a la deriva del progreso, a este pequeño pueblo y a otras cinco aldeas cercanas no los arrastró al fondo un bloque de hielo, sino el contrato entre una empresa hidroeléctrica portuguesa y dos dictadores. De aquel Aceredo no quedó nada más que litros y litros de agua procedentes del embalse de Lindoso y los vecinos, que vivirían para siempre en la memoria del exilio.
|
etiquetas: aceredo , galicia , pueblo , agua , embalse , lindoso