Aún de madrugada, alrededor de las cinco de la mañana, se la veía empujar su atestado carro en los barrios de Tetuán (entonces llamado Tetuán de las Victorias), Canillejas o Las Carolinas. Era su particular lucha por la vida. El periódico Crónica la entrevistó en 1929 y la describió como un personaje «casi barojiano», siendo ya muy anciana, y lo que descubrió causa asombro: espiritista, amiga personal de Benito Pérez Galdós, Carrere y Mario Roso de Luna y escritora oculta tras la sombra de Eugenio Noel y sus famosos escritos antitaurinos...
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