Una amplia revisión de estudios sobre la moral de primates y otros animales prueba que las especies cuyos individuos cooperan entre sí son muy sensibles ante las desigualdades. Los monos capuchinos, por ejemplo, se rebelan cuando reciben un premio menos sabroso que el del compañero. Solo los humanos y algunos primates, como los chimpancés, somos capaces de quejarnos si el reparto es injusto para el prójimo; y lo hacemos para evitar futuros conflictos.
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