A pesar de que nuestra propia muerte es la única certeza que poseemos con respecto al futuro, parece que tenemos tendencia a actuar como si no fuera con nosotros. Esto es así hasta tal punto de que a los griegos de la antigüedad les pareció oportuno inscribir en las paredes del oráculo de Delfos: “Piensa como un mortal”. Si recordáramos (y nos lo creyéramos) que vamos a morir, muy probablemente muchos de nuestros comportamientos negativos desaparecerían. Envidias, rencores y venganzas nos parecerían absurdos.
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