Una vez roto el nudo gordiano y con sus refuerzos, Alejandro se puso de nuevo en marcha a finales de verano del 333 a. C. Fue entonces cuando el ejército macedonio cruzó las puertas Cilicias sin oposición. De esa manera se adentró aún más en territorio persa esperando encontrar a Darío III. Pero eso no ocurrió, por lo tanto la marcha continuó y avanzaron más, llegando a cruzar también las Puertas Sirias.
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