Es una ley ambiciosa, similar a la aprobada por Barcelona, pero muy criticada. Las asociaciones de propietarios lamentan los escasos incentivos fiscales para entrar en el programa. Los trámites burocráticos y el contrato de seguros neutralizan gran parte de su atractivo. Por parte de los inquilinos el lamento es más elemental: la ley no reduce lo suficiente el precio del alquiler. Pese a quedar por debajo del 20% del Índice de Referencia, siguen siendo pisos caros.Por el momento solo se han registrado 35 propietarios.
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