Científicos de la Universidad de Exeter creen que con oler gases estomacales vez en cuando se reduciría el riesgo de cáncer, ataques cardiacos, artritis y demencia. "Aunque el sulfuro de hidrógeno es bien conocido por su mal olor como por ejemplo en huevos podridos y en flatulencias, es naturalmente producido en el cuerpo y puede en realidad ser un héroe del cuidado de la salud con implicaciones significativas para futuras terapias en varias enfermedades", afirmó el doctor Mark Wood en un comunicado emitido por la universidad.
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