[...] La persona que presentó ese proyecto se encontró con que el director de control de edificación del Ayuntamiento realizó una serie de correcciones al proyecto, diseñado en persona por el propio Foster, garabateándolo con lápiz. “Esto debe ir así, así… esto por aquí, esto por allá”… El estupefacto miembro del despacho del arquitecto se fue a reportar a su jefe y el resultado es que su fundación se marcha, con toda seguridad, a Nueva York.
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