Cuando Jazgul salió de casa por la mañana, camino al bazar, nada le hizo sospechar que por la noche sería ya una mujer casada. A plena luz del día, unos jóvenes la asaltaron en la calle, la tomaron por la fuerza y la metieron dentro de un coche. Ella forcejeó durante las casi tres horas que duró el trayecto hasta un pequeño pueblo en las montañas. «Grité, pataleé con todas mis fuerzas, hasta que no pude más y me desvanecí», cuenta. Cuando llegaron, la familia les esperaba con los preparativos de la boda. «Les insistí en que no podía quedarme
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