Los seres humanos nos preocupamos por los asteroides equivocados. A los medios les encanta publicar titulares sobre “asteroides potencialmente peligrosos”, una categoría creada por la NASA que puede ser un poco engañosa. Las rocas realmente preocupantes son las que no estamos rastreando. El mejor ejemplo es el meteorito de Chelyabinsk de solo 60 pies (18 metros) de ancho que no se detectó hasta que explotó sobre Rusia y su onda expansiva hirió a más de mil personas.
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