El año pasado, Kennedy, un neurólogo e inventor de 67 años de edad, hizo algo sin precedentes en los anales de la autoexperimentación. Pagó 25.000 dólares (unos 23.300 euros) a un cirujano de América Central para implantar unos electrodos en su cerebro para establecer una conexión entre la corteza motora y un ordenador.Este otoño, Kennedy presentó unos estudios de su propio cerebro en la Sociedad para la Neurociencia en Chicago (EEUU), donde sus acciones provocaron tanto admiración como preocupación entre sus homólogos.
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