Los astrónomos saben desde hace tiempo que la parte más brillante de la Vía Láctea, el disco de estrellas en forma ovalada que alberga el Sol, tiene unos 120.000 años luz de diámetro. Más allá de este disco estelar hay un disco de gas: un vasto halo de materia oscura que envuelve ambos discos y se extiende mucho más allá de ellos. Pero como el halo oscuro no emite luz, es complicado de dilucidar su diámetro. Gracias a un nuevo estudio de la Universidad de Durham, en Inglaterra, se ha conseguido definir el borde de la Vía Láctea.
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