Estaba sentado en la mesa del comedor con mi familia, cuando al sorber el caldo de pollo noté que se había quedado frío. Me levanté, fui a la cocina y metí el plato dentro del microondas. Cuando regresé al comedor reparé en que no estaban ni mi mujer ni mis hijos, pero no le di mayor importancia. Incomprensiblemente la sopa no se había calentado. Volví a la cocina y repetí el proceso. Esta vez metí el dedo en el plato, comprobando que la temperatura del caldo era la apropiada. Me dispuse a recorrer el pasillo que me llevaría al comedor. ...
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