Si los años sesenta se caracterizaron por el lema «Can you pass the acid test?», los setenta podrían ser recordados por «Drink the Kool-Aid». En ambos casos, la protagonista fue una popular bebida en polvo que se diluía en agua y que lo mismo servía para ingerir cianuro en un suicidio colectivo acaecido en Jonestown, que para tomar LSD, como relataba Tom Wolfe en su libro Ponche de ácido lisérgico –cuyo título original en inglés era The Electric Kool-Aid Acid Test– y en el que narraba las aventuras de los Merry Pranksters de Ken Kessey.
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