Juzgar es fácil. Observar, simple y llanamente, sin experimentar la necesidad de añadir adjetivos, es complicado. Por eso la mayoría de las personas se limitan a juzgar, sin intentar comprender, apartando todo aquello que crea disonancia. Sin preguntarse si sus juicios aportan valor. Sin cuestionarse de dónde proviene la vara de medir que están usando para encasillar a los demás en dos etiquetas: “bueno” o “malo”. Nietzsche era consciente de ello.
|
etiquetas: juicio , nietzsche , psicología