Los investigadores, pertenecientes a la Universidad de Granada y al centro tecnológico Azti-Tecnalia, han modificado de manera artificial una proteína láctea, denominada β-lactoglobulina. Su trabajo, publicado en la revista Soft Matter, demuestra que el tratamiento de luz pulsada “es una herramienta muy prometedora” para diseñar productos alimentarios de baja alergenicidad
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