Imagina el océano Atlántico, el Mediterráneo y los Pirineos. Los límites de la península dan al mundo ibérico un carácter excéntrico y relativamente aislado en relación con el continente al que pertenece. La península, por un lado se abre ampliamente, gracias a una enorme periferia costera expuesta a las influencias externas, pero por otro lado ofrece resistencia a quien quiere adentrarse en su territorio, mediante sierras, grandes mesetas y un clima riguroso.
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