Es posible que, por lo que se sabe de Jobs, aquel fuera uno de esos momentos para olvidar. El protagonismo no se lo estaba llevando un sistema operativo o un producto rompedor, estaba siendo la cara visible de la competencia, y lo hacía para anunciar un acuerdo por el que Microsoft iba a salvar a Apple de la bancarrota. El contexto de aquel año estuvo marcado por la vuelta de Jobs a Cupertino después de haber sido apartado en 1985 de la directiva de la compañía. Su regreso fue el de un hijo pródigo que debía levantar a Apple.
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