Lo que no se aclara en esa conclusión es la intrahistoria de la investigación: el trabajo compara la dispersión bacteriana que generan los distintos métodos de secado de manos, pero los participantes en el estudio no han hecho lo que deben hacer cuando se va al baño, a saber, lavarse las manos. Por el contrario, los sujetos del experimento se pusieron unos guantes empapados en una solución bacteriana, que secaron después. Lo que los científicos de la University of Westminster comprobaron es que estos microbios se dispersaban más con el secador
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