Manuel y Manuel comparten nombre y apellido, pero el destino de sus vidas ha sido bien diferente. ¿La razón? La poliomielitis que afectó al más joven de los primos cuando apenas era un chiquillo, dejándole como secuela una visible cojera en su pierna derecha. Como él, miles de niños nacidos antes de la década de los sesenta sufrieron los graves estragos de una enfermedad infecciosa muy contagiosa, causada por los poliovirus. No escaparon del ataque de los virus ni los jóvenes anónimos ni aquellos predestinados a cambiar el rumbo de la historia
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