En el siglo V, en la esquina noroeste de la Península, se estableció un grupo suevo, una población de origen germánico que creó su propio reino aprovechando la descomposición del Imperio Romano. Pero la irrupción en el año 427 de los visigodos en Hispania, quienes terminarían derrotándolos después de 170 años, originó entre ambos reinos una frontera, o limes, de 275 kilómetros de longitud, que se estableció entre el valle del río Esla (Zamora) y el del Sabor (Portugal), y que aprovechó las estructuras hispanorromanas existentes.
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