«Antes de ir no sentí la necesidad de hacer un trabajo así. En realidad fui por motivos de estudio», dice. «Comencé un blog para comunicarme con mis amigos y mi familia, y algunos de ellos me dijeron: danos más». De vuelta a Francia, ese «danos más» se convirtió en un libro. Uno bastante singular. No sólo por el tema, ni tampoco por las fotografías de interminables bosques de abedules y paisajes nevados, y de sus habitantes, a los que Chauvin retrata siempre de cerca y en plano frontal, reflejo de un interés sincero y sin juicios preconcebidos
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