Principios de agosto de 1941, a pesar de la desesperada necesidad de mano de obra Hitler volvió a prohibir el transporte de prisioneros al Reich. Solo se autoriza con grandes restricciones el empleo de los mismos en la retaguardia alemana... La oposición total de Hitler a la explotación laboral de prisioneros soviéticos es la razón última del asesinato a gran escala de un enorme número de los mismos. Hitler y el OKW se opusieron no solo a su empleo sino a su traslado a Alemania donde hubieran podido ser ubicados en sectores de la economía.
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