El Raval rebelde, cuna de luchas obreras, barrio de prostitución y pillaje, de bohemios, artistas y mala vida, también de resistencia y miseria, se ha ido difuminando con el paso de los años en pro de la uniformización, la seguridad y la limpieza. Por el camino han desaparecido miles de vecinos, desplazados, y de la dimensión canalla del barrio que a mediados del siglo pasado atrajo a intelectuales de media Europa apenas quedan vestigios. Miquel Fernández, profesor de Sociología en la UAB y miembro del Observatorio de Antropología del Conflicto
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