Los incendios forestales provocan procesos de impermeabilización de los suelos afectados que pueden durar hasta 4 años, lo que aumenta el riesgo de erosión y ralentiza la recuperación de la cubierta vegetal, según un estudio de la Universidad de Sevilla. La impermeabilización del suelo limita la infiltración del agua, de modo que cuando llegan las lluvias, la formación de escorrentía y el riesgo de erosión aumentan significativamente, ya que el agua sólo puede penetrar en el suelo a través de grietas o macroporos en la superficie del suelo.
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