Crecer en un entorno social estresante deja huellas duraderas en los cromosomas jóvenes, según revela un estudio en niños afroamericanos. Los telómeros, secuencias repetitivas que protegen los extremos de los cromosomas de la degeneración con el tiempo, son más cortos en niños provenientes de ambientes pobres y familias inestables que en aquéllos que se crían con familias más amables. Este descubrimiento podría ayudar a comprender cómo la calidad de vida infantil afecta a la salud durante el resto de la vida.
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