Es el año 1954, casi una década después del final de la guerra. Las excavaciones arqueológicas comienzan en la isla de Hëlgo situada dentro del lago Mälaren en Suecia. Los resultados se suceden con rapidez, encontrando restos de un asentamiento comercial y manufacturero vikingo que incluía un taller en las inmediaciones. Sin embargo, los excavadores se dan cuenta con rapidez de que este lugar iba a ser diferente a los demás. Porque en él se encuentran varios artefactos cuyo origen está a miles de kilómetros de distancia.
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