Lo más fácil hubiese sido entregar las llaves a la empresa de mudanzas y esperar en Barcelona a que llegasen los muebles que había elegido para quedarme. Lo más fácil hubiese sido limitarse a trasladar lo poco que valía la pena y dejar que la empresa de limpiezas decidiera a qué basurero llevar el resto. Todo es más fácil que la sensatez.
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