Los templos y esculturas del Egipto faraónico, de la Grecia clásica, del mundo romano, las portadas de las iglesias y catedrales medievales, las paredes de algunos palacios mayas, etc., poseían originalmente una rica policromía que en la inmensa mayoría de los casos se ha perdido. En este artículo se analiza esa cuestión y se incluyen diversas reconstrucciones por ordenador o fotos de los escasos restos que aún conservan trazas de la misma. Así puede uno hacerse una idea de cómo era, tal vez, el aspecto original de esas construcciones.
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