Puede parecer una broma de mal gusto, pero os aseguro que no lo es, es la realidad del sector editorial en España, de las microeditoriales que están en auge y que crecen como champiñones en una cueva húmeda y fresca mientras el escritor se asa de calor en el puñetero infierno. Y si la devaluación del escritor que trabaja a cambio de nada no es suficiente, además debe ser agradecido por la oportunidad que se le ha brindado. El editor levita tres palmos sobre el suelo y el escritor se arrodilla para rendirle pleitesía.
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