Si aprendí algo de esas revistas viejas, una cosa fue que el fútbol hasta mediados de los ochenta estuvo en crisis. No le interesaba a los jóvenes. Y otra, que antes pasaban cosas de no creer. Huelgas de futbolistas e incluso de entrenadores, muertes de decenas de personas en estadios por avalanchas y cafradas varias y algo de lo que nunca parábamos de hablar: el secuestro del delantero centro titular de un equipo que opta al campeonato liguero. Su nombre era Quini y el equipo el Barça
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