El dios se transformó en un hermoso toro blanco y se mezcló con unas reses que pastaban por aquel campo, dejando que el grupo de mujeres se acercase a donde estaba. Mansamente se fue acercando a Europa, ésta al verlo, sorprendida por la hermosura del animal alzó su mano y lo acarició. Las ninfas, también ajenas y alegres, cogieron las flores e hicieron una corona con la que coronaron al toro.
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